Fin de semana agetreado. Niños en casa, gritos, risas, patadas en los riñones, manotazos en la cara, carros a escala regados por la casa, salir con mochila de juguetes, chamarras, cobijas y demás chucherias.
Sirvio llegar un dia, el cual mi mente y ser estaban agobiados, y encontrar un enanito en mi cama, el que al sentirme, me abrazo y se recosto sobre mi pecho. QUE MAS PUEDO PEDIR!!!
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