viernes

ya ni me acordaba

Los días pasan al igual que las personas
Todas vierten un poco de su ira
Dejando heridas, malditas heridas
Los moustros me matan día a día
El llanto ya no me reanima
Mis manos podridas
Tocan el sereno
Mis pies se han cansado de pisar el suelo.

Se me ha ido la voz,
solo simulo sonidos del corazón
Mis abogados son el silencio, la soledad y unos cuantos alucinantes,
Los testigos: el destino, la ira y la incertidumbre
Los jueces entes castrantes tratan de ahogarme
En un manantial de melancolía,
Castigándome por cada suspiro dedicado

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